Hace ahora casi un año, Sherpa Capital compró el 100% de Bodegas Reserva de la tierra, bodega envuelta en uno de los casos de fraude al consumidor más importantes de los últimos años en el sector del vino.
Recordemos: El grupo Reserva de la Tierra está bajo investigación judicial por el Juzgado número 3 de Reus por la presunta falsificación de etiquetas de vino de las DO Priorat, Terra Alta y Montsant, publicidad engañosa, falsedad documental y contra la propiedad industrial. Se intervinieron 3,2 millones de distintivos de garantía falsos e inmovilizaron 750.000 botellas de vino. El juez ordenó a cuatro cadenas de supermercados detener la distribución y venta de vinos de diferentes marcas. Los Mossos d’Esquadra calcularon que, desde el 2017, la empresa habría comercializado fraudulentamente entre 8 y 10 millones de botellas de vino cada año, unos 50 millones en total. El grupo también participaba en bodegas de La Rioja, Ribera del Duero, Rueda, Tarragona, Catalunya, La Mancha, Tierra de Castilla y vino de España, y embotellaba más de 40 millones de botellas.
Ahora Sherpa, cuyo principal discurso se apoya en la transparencia, pone el cascabel al gato y da luz y taquígrafos a un fraude que desgraciadamente podría extenderse a lo largo de nuestra geografía más de lo que el sector quisiera admitir. A pesar de todos los inconvenientes de reputación y gestión que esto supone a una compañía, Sherpa asegura que volvería a comprar; eso sí, han tenido que cambiar el nombre, el equipo y casi todo lo que había cuando llegaron. Nos preguntamos si no les habría valido más empezar de cero, siendo que su modelo de negocio es puramente industrial. Terra Cellars, como se llama ahora, aspira este año a vender 16 millones de botellas de distintos formatos y categorías en gran consumo, objetivo ambicioso, pero sobre todo valiente. Sus gamas van más allá: vinos desalcoholizados, aromatizados. Son cada vez más los jugadores que vislumbran que este segmento es el único que tiene sentido económicamente hablando. Su discurso, basado en los estudios de mercado al consumidor de la generación Coca-Cola, pondrían los pelos de punta a algunas organizaciones sectoriales y a los más puristas, que aún esperan que el consumidor compre lo que a ellos les gusta hacer.
Sherpa Capital es ya propietaria de dos bodegas en España y espera poder adquirir algún activo más, pero reconoce la dificultad de encontrar perfiles que se ajusten a sus requerimientos. El tamaño de las empresas del sector dificulta este objetivo, aunque están seguros de que el natural devenir de las sucesiones familiares facilitara la concentración. Para Sherpa, la gestión profesional de la compañía es uno de los puntos diferenciales que aportan al sector. Se abre un mundo de nuevos jugadores que introduce cambios de paradigma, visto con escepticismo por muchos, en un sector endogámico que hasta hoy está gestionado mayoritariamente en clave agro y que, según parece, tiene mucho en lo que pensar.
MVD