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Casi el 90% de los consumidores van a hacer sus compras de alimentación e higiene a pie. Esto significa que, de los algo más de 2.600 millones de actos de compra en el formato supermercado que se calculan anualmente, unos 2.400 millones se realizaron con emisiones cero en lo referente al desplazamiento.

ASEDAS, Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados, analizó, el pasado 24 de noviembre, el papel del supermercado en la movilidad urbana en una jornada en la que han participado Alfonso Gil, presidente de la Comisión de Transportes, Movilidad y Seguridad Vial de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) y teniente de alcalde y concejal delegado del Área de Movilidad y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Bilbao, José María Bonmatí, director general de AECOC, e Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS. En la misma, también se ha analizado, con Yolanda Cerdà, directora del Observatorio de Innovación en Gran Consumo en el Institut Cerdà, el estudio Supermercados y proximidad comercial en la movilidad sostenible. Éste estudia el papel de los puntos de venta de alimentación como un vector de cambio hacia una movilidad sostenible, que reduzca el impacto de los consumidores en el medioambiente.

Movilidad con cero emisiones

En las ciudades, los supermercados están presentes en zonas urbanas con alta densidad de viviendas, las tipologías son diversas y esto condiciona la forma de acceso de los consumidores y la llegada de las mercancías a las tiendas. El Institut Cerdà en el estudio Supermercados y proximidad comercial en la movilidad sostenible pone en el foco la evolución experimentada en la última década con respecto a la movilidad de los consumidores.

En el caso del supermercado, el informe indica que el 89,7% de los clientes acudieron a las tiendas a pie o en bicicleta, 10 puntos más que una década antes (79,4%). Esta evolución se observa también en otros medios de transporte, con el uso del coche en claro descenso (lo utiliza un 7% frente al 14,9% del periodo anterior) y una valorización del transporte público (el 3,2% frente al 5,8%).

Esto significa que, de los algo más de 2.600 millones de actos de compra en el formato supermercado que se calculan anualmente, unos 2.400 millones se realizaron con emisiones cero en lo referente al desplazamiento. “La alta capilaridad de los supermercados, así como su surtido equilibrado que permite cubrir las necesidades de alimentación e higiene en un solo acto de compra, consigue que los ciudadanos acudan andando, en cada vez mayor número, a realizar sus compras. Esto significa una importante reducción de emisiones por parte del consumidor, al no tener que utilizar su vehículo privado”, dijo Ignacio García Magarzo.

La localización, la dimensión y la oferta del formato supermercado también condiciona el modo de acceso de los trabajadores (más de 260.000 solo en el caso de ASEDAS) a sus empleos. En este sentido, el 29,83% va a pie o en bicicleta a su puesto de trabajo; el 43,32% en transporte público y el 26,85% en vehículo privado, primando también la sostenibilidad en los desplazamientos.

Además, en la última década también hay que destacar la reducción de las distancias recorridas. Una mayor dotación de supermercados con parking llamados “de rotación” en lugares más próximos a los hogares y unos horarios amplios han conseguido reducir las distancias medias recorridas, lo que también incide en la disminución de las emisiones de gases contaminantes de los consumidores.

El Institut Cerdà ha calculado que esta accesibilidad a la alimentación hace que, en comparación con un modelo en el que el 100% de los clientes se desplazasen en vehículo privado, se obtienen unas reducciones de emisiones de entre el -62% de PM2,5 (partículas en suspensión de menos de 2,5 micras) al -90% de CO (Monóxido de Carbono), entre otras. “El modelo actual está contribuyendo tanto a nivel climático con una reducción del efecto invernadero, como a nivel de calidad del aire en las ciudades”, dijo Yolanda Cerdà.

Impacto de la distribución urbana de mercancías

Otro punto tratado en la jornada, es el abastecimiento de las tiendas, ya que la distribución urbana de mercancías es clave para la movilidad sostenible de las ciudades. José María Bonmatí apunta a la necesidad de que «la distribución y los supermercados tienen un propósito, que es mejorar la vida de los ciudadanos. Si para ellos son importantes cuestiones como la contaminación o la calidad acústica entonces también lo son para los supermercados, que son parte de la solución».

Entre los factores que influyen en el reparto de mercancías de las plataformas logísticas a las tiendas, el tamaño de los camiones es importante. Según el estudio del Institut Cerdà, los supermercados utilizan vehículos de gran tonelaje para abastecer a gran número de sus tiendas, lo hacen en horarios regulados, y un cambio hacia vehículos más pequeños (10Tn de PMA –Peso Máximo Autorizado-) supondría un incremento de las emisiones para todos los contaminantes estudiados superior al 55%.

En este sentido, Alfonso Gil subrayó que “la eficacia y la eficiencia en el transporte de personas y mercancías es el reto de las ciudades del futuro, y el objetivo de las sociedades más avanzadas”.

En lo que se refiere al comercio electrónico, el análisis realizado por el Institut Cerdà pone en valor que el reparto realizado por las empresas tiene menor impacto que el desplazamiento de vehículos privados ya que se optimizan rutas, los vehículos son más eficientes y presentan una mayor eficiencia energética; aunque no se supera a la eficiencia de ir andando a la compra.

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