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Según datos del Informe de Consumo Alimentario en España 2020, presentado por el ministro Luis Planas, el consumo doméstico de vino al cierre de año 2020 creció un 23,5 % en volumen y los hogares gastaron un 21,8 % más en la compra de vino para consumo doméstico. El crecimiento en valor fue menor al experimentado  en volumen debido a  la relación directa de esta variable con el precio medio, que cerró el periodo en 2,98 €/l, una bajada del 1,4 % respecto al año anterior.

Los  hogares  españoles  destinaron a  la  compra  de  vinos  el 1,64 %  de  su  presupuesto  para alimentación  y  bebidas,  lo  que  supone  un  gasto  per  cápita  de 28,23 €/persona/año  (21,5 % superior en relación al ejercicio anterior). El consumo medio se situó un 23,2 % por encima, cerrando en los 9,48 litros por persona y año.

La evolución en compra para vino durante 2020 fue creciente en la totalidad del año (excepto en enero), registrando su máxima variación respecto al mismo mes de 2019 en marzo, con un incremento del 61,2 % en la demanda. El periodo veraniego muestra una disminución del volumen con respecto a meses anteriores, pero aun así se mantiene en una proporción superior al año anterior.

Atendiendo a las diferentes categorías de clasificación de los vinos, los con denominación de origen protegida (DOP) representan el 51,4 % del total de los litros y un 75,5 % de la facturación, mientras que los vinos con indicación geográfica protegida tan solo un 6,6 % del volumen total y un 5,8 % del valor. Los sin DOP/IGP cuentan con una cuota en volumen del 41,5 % y del 17,9 % en valor. Tal como puede observarse, todos –a excepción de los otros vinos sin DOP/IGP– han evolucionado de forma favorable durante 2020.

Respecto a la segmentación en función del color por tipo de vino sin DOP/IGP, a cierre de 2020 el vino tinto mantenía el liderazgo en valor con el 48,8 % de cuota, si bien en volumen había igualdad para el vino tinto y el vino blanco, debido al desarrollo del vino blanco dentro del hogar, con una evolución favorable del 26,6 % de volumen incremental. El vino rosado sigue manteniendo una proporción minoritaria tanto en volumen como en valor; sin embargo, en 2020 gana relevancia en los hogares con una variación del 55,2 % en volumen y del 36,3 % en valor.

La correspondencia por tipo de color en los vinos tranquilos a cierre de año 2020 es la siguiente. El vino tranquilo tinto tiene la mayor participación tanto en volumen como en valor (67,5 % y 70,2 % respectivamente), creciendo respecto a 2019, pero no lo hace al ritmo de crecimiento de los vinos tranquilos, por lo que pierde relevancia dentro de ellos. Por su parte, el vino tranquilo blanco gana relevancia dentro del conjunto; su cuota de participación es del 26,5 % en volumen y del 25,9 % en valor, con un notable aumento en ambos indicadores, del 43,6 % en el caso de volumen y del un 41,7 % en el del valor. El vino tranquilo rosado crece de forma muy significativa al cierre de 2020, aumentando su proporción en volumen un 80,4 % con respecto a 2019, pero su cuota de participación es del 6,0 %

La segmentación de los vinos con DOP se divide en 4 tipos. El primer lugar lo ocupan los vinos tranquilos, con un 80,7 % del volumen del mercado y cerca del 80 % de la facturación (79,3 %);  su evolución es positiva tanto en volumen como en valor. Los espumosos, entre los cuales se incluyen los cavas así como las bebidas gasificadas, tienen una proporción del volumen del 12,3 %, siendo su cuota en valor algo superior, alcanzando el 14,8 % de la facturación. Este tipo de vinos también gana relevancia durante 2020, si bien a un ritmo menor que el conjunto de la categoría. Los vinos de aguja y los vinos licorosos tienen una participación menor dentro del segmento de vinos con DOP; además, su evolución es dispar: se incrementa la compra de vinos licorosos mientras que baja el consumo de vinos de aguja.

El consumo per cápita de vino y bebidas derivadas del vino en España a cierre de 2020 se sitúa en 11,36 litros por persona y año, intensificándose en ambos tipos de productos.

Dentro del segmento del vino, se incrementa la cantidad ingerida por persona y año, siendo la cantidad de vino mayor a la de hace un año en un 23,2 %, el equivalente a consumir 1,79 litros más por persona y año. Este incremento del consumo per cápita se manifiesta en prácticamente todos los tipos de vino, pero hay que destacar los vinos con DOP (24,6 %), así como los vinos sin DOP/IGP (24,0 %).

Entre los vinos sin denominación de origen protegida o sin identificación geográfica protegida los vinos tintos registran el mayor consumo per cápita. Sin embargo, todos los tipos de vino aumentan su consumo per cápita, siendo especialmente destacado el crecimiento de los blancos, que llegando a alcanzar los 1,83 litros/persona/año.

Siguen siendo los vinos del tipo tinto quienes gozan de mayor popularidad en los hogares, si bien se aprecia un fuerte aumento en el consumo per cápita del resto de tipos, como blancos y rosados.

Canales de venta

El supermercado y autoservicio son el canal favorito para la compra de esta categoría, con el 50,6 % del volumen. Su evolución a cierre de periodo es favorable y consigue incrementar su volumen con respecto a 2019 en un 20,1 %. Fuerte variación también para la tienda descuento (29,2 %), actualmente representa el 16,4 % del volumen de la categoría. Sin embargo, el crecimiento más destacado se produce dentro del canal e-commerce, así como en la tienda tradicional (60,1 % y 39,0 % respectivamente).

El precio medio del mercado se sitúa en los 2,98 €/l, con un descenso respecto a 2019 del 1,4 %. Este descenso se refleja en prácticamente la totalidad de canales, a excepción de supermercados y autoservicios que, a contracorriente, aumentan el precio medio con respecto al año anterior en un 2,9 %, si bien su precio medio litro aún se mantiene por debajo del precio del mercado (2,98 €/litro). El precio medio más competitivo del mercado se registra tanto la tienda descuento como en la tienda tradicional. Hay una fuerte contracción del precio medio en el comercio electrónico (17,8 %).

El perfil de hogar consumidor de vino por clase socioeconómica se corresponde con hogares de clase alta/media-alta y clase media; su compra (distribución del volumen) supera el porcentaje de peso que representan en términos de población. El consumo per cápita de vino cierra en 9,5 litros por persona y año, siendo precisamente los hogares de clase alta y media alta los que superan esta cantidad a cierre de 2020, con una ingesta superior al promedio en un 35,9 %, es decir, el equivalente a consumir 3,4 litros más por persona en el periodo de estudio.

En lo que respecta a la edad del responsable de las compras, son los mayores de 50 años quienes conforman el perfil consumidor de vino, especialmente en el caso de mayores de 65. También son quienes realizan el mayor consumo per cápita de la categoría, con un consumo medio de 17,34 litros/persona/año, una cantidad un 82,9 % superior a la media nacional y que es el equivalente a realizar un consumo de 7,9 litros más por persona y año.

El perfil intensivo en la compra de este tipo de bebida es un hogar formado por parejas adultas sin hijos, retirados o parejas con hijos mayores. El consumo per cápita es mayor al promedio nacional en el caso de hogares formados por parejas adultas sin hijos, adultos independientes o retirados, siendo estos últimos aquellos que realizan la mayor ingesta y superan el promedio nacional en 9,54 litros por persona y periodo de análisis.

Illes Balears es la comunidad autónoma más intensiva en el consumo de vinos con respecto a su media poblacional, ya que la supera en un 66 %, con un consumo de 4,15 de los litros, mientras que su porcentaje de población es del 2,49 %. También es la comunidad con un mayor consumo per cápita, ya que realiza un consumo de 17,31litros por persona y año mientras que la media nacional es de 9,48 litros, lo que supone que Illes Balears consume 7,8 litros más por persona y año. Le sigue Cataluña con un consumo un 33 % superior a su media poblacional (21,98 %) y con un consumo per cápita de 4,1litros por persona y año superior a la media. En el lado contrario está Extremadura, con un consumo en torno al 33 % menor que su media poblacional, así como con casi 3,7 litros menos por persona y año que la media nacional.

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