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Los dos países defienden la necesidad de poner en valor los productos de la dieta mediterránea en la información nutricional de los alimentos. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se ha reunido, el pasado 25 de noviembre, con su homóloga italiana, Teresa Bellanova, en el marco de la XIX cumbre hispano-italiana que se ha celebrado en Palma.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y su homóloga italiana, Teresa Bellanova, han mantenido una reunión bilateral en el marco de la XIX cumbre hispano-italiana que se ha celebró el 25 de noviembre en Palma.

El encuentro entre Planas y Bellanova ha servido para ratificar la satisfacción compartida por el equilibrado acuerdo para la reforma de la Política Agraria Común (PAC) que se alcanzó en octubre y que supone una gran oportunidad en el avance en aspectos relacionados con la sostenibilidad medioambiental sin comprometer el necesario apoyo a la sostenibilidad económica de las explotaciones. Se trata de una buena base para avanzar en las negociaciones entre Consejo, Parlamento y Comisión europeos, los llamados trílogos, que, han confiado, culminen con la aprobación de los reglamentos en el primer semestre de 2021, para que la PAC entre en vigor el 1 de enero de 2023.

En lo que se refiere a la aplicación de la PAC en cada país, los ministros, que se han comprometido a compartir experiencias, han destacado que ese Plan Estratégico único, por cada Estado miembro, permitirá incorporar las especificidades regionales a través de intervenciones adaptadas a necesidades territoriales.

En lo que se refiere a las conclusiones alcanzadas en el último Consejo de Ministros de la UE sobre la Estrategia de la Granja a la Mesa, los dos países comparten su contenido. Los Planes Estratégicos deben servir de herramienta de impulso de los objetivos perseguidos por el Pacto Verde europeo. El logro de las metas marcadas en esa estrategia supondrá un reto para el sistema agroalimentario y, en particular, para agricultores y ganaderos, pero sin perder de vista que se debe asegurar que los productores europeos mantengan la competitividad de sus explotaciones.

Por otra parte, como impulsores de la Declaración de la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, que ahora cumple su décimo aniversario, Italia y España han insistido en el valor de esta dieta y en la necesidad de una correcta información nutricional de los alimentos, en línea con los valores saludables de la dieta mediterránea.

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