El informe trimestral de CEOE del tercer trimestre de 2019, aparecido en diciembre, no es optimista –pero tampoco catastrófico– respecto a 2020. Según la patronal, los efectos negativos de la incertidumbre general que ha caracterizado a 2019 disminuirán en 2020 para las economías emergentes, pero no para las avanzadas, como es la española.
Ante lo anterior, destaca el informe, “los bancos centrales han optado en 2019 por retrasar la normalización de su política monetaria e incluso dar marcha atrás. La Fed ha vuelto a bajar los tipos de interés en tres ocasiones y el BCE ha retrasado la subida de tipos al menos hasta 2021 e incluso ha reactivado el programa de compras de activos”. En resumen, un escenario de “decisiones de política monetaria ultra-expansiva por el escenario económico, caracterizado por un menor dinamismo, la ausencia de tensiones inflacionistas y los riesgos a la baja sobre el crecimiento mundial”.
En cuanto a la economía de España, “prosigue su senda de desaceleración, si bien hay señales de una mayor estabilidad en la recta final del año. El indicador de actividad de CEOE para el cuarto trimestre apunta a un crecimiento trimestral entre el 0,4% y el 0,5%, estabilizándose la tasa de crecimiento trimestral”.
El ejercicio 2019 cerrará previsiblemente con un crecimiento del 2% y los afiliados a la Seguridad Social desestacionalizados aumentaron un 0,46% en el último trimestre del año, dato similar, aunque ligeramente por debajo, al del trimestre anterior.
Las previsiones de CEOE para 2020 son de desaceleración, “con tasas previsiblemente por debajo del 2% (alrededor del 1,6%, según las estimaciones de CEOE y de la mayoría de organismos internacionales y nacionales)”. Sin embargo, el empleo seguiría aumentando, pero a menor ritmo, y la tasa de paro reduciéndose, “pudiendo situarse por debajo del 13% a finales de 2020. Todo ello, sin presiones inflacionistas (la tasa media del IPC por debajo del 1%), mientras que mantiene capacidad de financiación por sexto año consecutivo”.