En el año de su centenario, la OIV reafirma su dedicación a promover el consumo responsable de alcohol y fomentar una cultura de salud y seguridad para los consumidores de todo el mundo.
A través de la colaboración y la educación continuas, la organización tiene como objetivo capacitar a las personas para que tomen decisiones informadas y lleven una vida más saludable.
Consumo y evolución de la salud en las obras del primer siglo de la OIV
Una de las primeras resoluciones de la OIV, que data de 1934, abordó la importancia de moderar el consumo de alcohol y mitigar los riesgos asociados al consumo excesivo (la resolución retirada C 7/1932 – ECO OIV – El vino en la higiene y la terapia médica). Al reconocer la naturaleza multifacética de los daños relacionados con el alcohol, la resolución subrayó la importancia de considerar las condiciones de salud individuales y el consumo moderado de vino.
Con una historia de un siglo de dar prioridad a la salud de los consumidores, la OIV se mantiene firme en su compromiso de promover el consumo responsable y los buenos hábitos. En 1994, la OIV adopta la resolución COMEX 1/94 creando la Subcomisión “Nutrición y Salud”, dedicada a recopilar y compartir información sobre el tema. La Subcomisión subraya el papel de la OIV en la protección de la salud de los consumidores y la sensibilización a través de la educación sobre los riesgos para la salud asociados al consumo nocivo, así como los efectos positivos de un estilo de vida saludable que incluya productos vitivinícolas.
Las bases de los programas educativos sobre Vino, Sociedad y Salud
En 1998, la Subcomisión “Nutrición y Salud”, todavía vinculada a la Comisión de Enología, adopta la resolución OENO 1/98 Programa educativo “Vino y Sociedad”. La resolución introdujo un programa integral de capacitación destinado a reforzar los valores culturales que disuaden el abuso de alcohol y aumentan la conciencia sobre los riesgos asociados, especialmente entre los jóvenes. Al enfatizar la importancia de la transmisión de conocimientos a partir de la unidad familiar, la resolución destaca la necesidad de reforzar la educación en otros entornos donde los jóvenes están expuestos a riesgos potenciales.
Esta resolución es la base de varios programas educativos adoptados en diferentes Estados miembros de la OIV, y tras resoluciones como la resolución ECO 4/99. Esta resolución: “Programa educativo “Vino, alcohol y sociedad: estilos de vida y comportamientos saludables”, propone un marco formativo versátil y adaptado a diferentes niveles educativos y ámbitos de contenidos. Estos programas van más allá de la mera precaución en el consumo de alcohol y abarcan temas más amplios como dietas equilibradas, estilos de vida, percepción sensorial, desarrollo conductual y patrones de consumo de alcohol.
Adoptadas hace 30 años, estas recomendaciones siguen estando en el centro del debate.
Jean-Claude Ruf, director científico de la OIV, destaca la importancia y la pertinencia de estas resoluciones en los debates actuales, adoptadas por la hasta ahora Oficina Internacional de la Viña y el Vino.
“A 4 años de la creación del Subcomité “Nutrición y Salud” presidido por Charles Crawford (EE.UU.), las presentes resoluciones se materializaron gracias al conocimiento y experiencia acumulados por los expertos del grupo “Aspectos Sociales del Consumo de Vino” presidido por Ezio Rivella (Italia). En aquel momento, un gran número de expertos consideraban que la educación era una palanca para ayudar a las personas a comprenderse mejor a sí mismas, a tomar conciencia de sus acciones y a promover la toma de decisiones informadas, mejorando así el comportamiento frente a las bebidas alcohólicas”.
En momentos en que celebramos el centenario de la OIV, está claro que estas recomendaciones, adoptadas hace casi 30 años, siguen estando en el centro de un debate destinado a considerar la educación como un elemento esencial para favorecer el desarrollo personal, así como como el fomento de la responsabilidad social y cívica. Juega un papel fundamental en la construcción de la persona, particularmente en su relación con las bebidas alcohólicas.
La OIV ha promovido constantemente patrones de consumo saludables y se compromete (o reconoce la importancia) a colocar el bienestar del consumidor dentro del debate vitivinícola global, reconociendo al mismo tiempo el valor histórico, cultural, humano, social y nutricional de la uva y sus propiedades. productos para la sociedad.