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Mónica Muñoz entrevista a Emilio Restoy, nuevo presidente de la Federación Española del Vino (FEV).

MVD. ¿Cuáles son sus principales objetivos y retos para su mandato dentro de la FEV?

Emilio Restoy (E.R.). En la FEV sabes que la presidencia dura tres años, y yo he sido vicepresidente primero durante los años en que estuvo el anterior presidente, con lo cual el cambio es suave. Cuando analizamos la situación pensamos en nuestra ambición, dónde queremos llegar, y las palancas que tenemos que activar para llegar a eso. La ambición es que la FEV sea realmente parte de la solución y una ayuda real en el mundo del vino. Para conseguir una serie de hitos en el mundo del vino en este momento, tan trascendental, primero tenemos que afrontar la situación mientras dura el COVID-19, que no sabemos hasta cuándo va a ser, y después afrontar la nueva realidad que se produzca. Habrá nuevos hábitos que se quedarán y otros que pasarán. Pero que además tendrán que convivir con una nueva realidad para el mundo del vino, que es un Plan europeo de reconstrucción y resiliencia para el sector. Y ver como podemos capitalizar estos recursos, que son relevantes para la transformación del sector, hacia esa nueva realidad. Tenemos que ver como conseguimos que cada euro reporte más de un euro de valor a las empresas y, por ende, al consumidor.

MVD. ¿Qué pilares o propuestas quieren destacar?

E.R. Los pilares o ideas fuerza que queremos trabajar son varias. Primero la sostenibilidad: el mundo del vino es sostenible. Este ha sido un mensaje muy claro del anterior presidente, Miguel Torres, que queremos mantener. El cambio climático es una realidad, solo que ha quedado relegado por el COVID, y estamos trabajando y tenemos herramientas para ayudar al mundo del vino a mejorar la sostenibilidad ecológica, ambiental y energética y para ello contamos con el programa Wineries for Climate Protection. Pero sostenibilidad no es solo sostenibilidad ambiental, también se tiene que contemplar la sostenibilidad social y la sostenibilidad económica. Hay que destacar que el mundo del vino es fundamentalmente inclusivo, atrae gente al mundo rural y eso es un valor a señalar.

La segunda palanca o pilar es el consumidor en el centro. El consumidor en el centro, para mí significa que comercializamos un producto para un consumidor que no lo necesita, vendemos productos que la gente quiere y para eso tenemos que entender lo que la gente quiere y actuar sobre ello. Si el vino está dejando de ser relevante o tan relevante en el repertorio del consumidor, especialmente en el del consumidor joven, tenemos que trabajar para revertirlo. Tenemos que intentar que las bodegas lleguen al consumidor con el producto, porque tanto medianas como pequeñas tienen un serio problema en cuanto a que su producto de calidad llegue al consumidor.

Y como tercer pilar, la construcción de la marca España y Vinos de España: la internacionalización. El vino español tiene que entender que estamos en un mundo en el que hay mucha más competencia a nivel global que hace 10 años. Hace una década los vinos chilenos o argentinos empezaban a despuntar y hoy ya son una realidad. Con lo cual el mundo es cada vez más complejo. Por ejemplo, las grandes marcas de vino americano, que tradicionalmente no trabajaban a nivel global ya lo están haciendo. ¿Cómo mantenemos y potenciamos nuestra cuota de mercado y nuestra imagen? Si queremos potenciar la sostenibilidad en el mundo del vino, la forma más segura, y quizás la única, es incrementar el valor del vino; con ello mejorará toda la cadena de valor, si el valor del vino es muy bajo, simplemente es que no hay recurso.

MVD. ¿Cómo podemos mejorar el valor del vino español?

E.R. En muchos casos el valor se logra por una percepción, ¿por qué un vino francés vale más que un vino español?, ¿por qué es mejor?, en cata a ciega probablemente no, pero cuando tu ves la botella lo que están vendiendo es Francia… pues a lo mejor eso tiene un reflejo en el precio. También tenemos que ser proactivos al hablar de la verdad del vino y sus cualidades frente a discursos que afirman que es malo per sé. Frente a estos discursos tenemos que hablar de la verdad científica del vino cuándo se consume con moderación. Desde la FEV podemos ayudar y apoyar a las bodegas para aprovechar los recursos que traerá el Plan de reconstrucción y resiliencia. Estos recursos pueden ayudar a mejorar la sostenibilidad y con ello la competitividad. Para ello la digitalización será clave. Y la FEV quiere ser parte de la solución en este proyecto.

MVD. La FEV lleva tiempo trabajando para concienciar al sector de la importancia de la sostenibilidad y del cambio climático, sin embargo, según palabras del anterior presidente, no se ha avanzado todo lo deseado. ¿Hay nuevas acciones por parte de la FEV en este tema?

E.R. Quizás no hemos sabido explicar a las bodegas, a los empresarios, la importancia que tiene el cambio climático y la imagen de sostenibilidad en el vino. Yo estoy absolutamente convencido que el consumidor va a exigir, no a pedir, –ya que el consumidor siempre exige y si no le gusta no te compra– productos que sean sostenibles. Desde la FEV tenemos que hacer el programa Wineries for Climate Protection más estructurado y más sencillo de lo que ya es, y no nos olvidemos, esto implica, aparte de un cambio de mentalidad por parte de las bodegas, una inversión significativa. No es gratis, y hay bodegas que se lo pueden permitir y otras en las que la cuenta de resultados es la que es… Creemos que podemos tener más impacto reforzando y remachando la importancia de la sostenibilidad y dando recursos para que lo lleven a cabo. Una bodega te dice, “yo quiero mejorar mi sostenibilidad, ¿cómo lo hago?, yo no tengo ni idea…” Pues te voy a ayudar a hacerlo y a decir como conseguir los recursos para ello. Puesto que, por ejemplo, pasar de energía convencional a solar en la bodega tiene un coste muy relevante, y si hablamos de inversión va a tener un retorno a muy largo plazo; y aquí entran en juego esos fondos de los que hablamos: si nosotros somos capaces como FEV de llegar a este universo de bodegas y les decimos que creemos que somos capaces de ayudarles a definir como hacerlo y, además, podemos ayudar a conseguir los fondos, podemos marcar una diferencia.

MVD. El sector del vino tiene una falta de comunicación intersectorial e intrasectorial, es un sector poco solidario consigo mismo y le cuesta mucho defender sus historias en conjunto. Además, ahora con la crisis ha entrado en pánico y una de las principales herramientas para sortearla está siendo la bajada de precios, cuándo en otros países, como Francia, no se hace así. ¿Queda mucho recorrido para la profesionalización de la gestión de muchas bodegas en España?

E.R. La atomización en la industria del vino español es un hecho y eso lo que lleva es a una falta de acceso a los canales de venta. El canal de venta de muchas de las bodegas, de la mayoría, es la hostelería, y en muchos casos solo la hostelería nacional, regional o local. En el momento en que ese canal se corta el 65% del consumo de vino se acaba. Mientras que en Francia el consumo de vino en alimentación representa el 80% en España representa un 35%, y esta situación a quién impacta es a las bodegas más pequeñas, estas bodegas tienen una falta de accesibilidad al canal. Toda la industria agroalimentaria española trabaja con el concepto precio mucho más que nuestros competidores en Europa. Creo que estratégicamente es un error flagrante, lo he pensado siempre. Pero, ¿cómo lo resuelves? Esta situación nos ha puesto de frente a nuestras propias contradicciones y muchas bodegas se están dando cuenta de ello. Muchas lo resolverán adecuadamente y otras desgraciadamente no, pero eso es ley de vida. Es muy difícil actuar con las bodegas que no lo ven. ¿Cuál es la posición de la FEV?, intentar ayudar a que los que vean y, además, decirles que se les puede ayudar dirigiéndoles a los recursos y haciendo una serie de programas que puedan implementar y puedan ayudarles. Por ejemplo, en el tema de la digitalización a veces puede ser tan poco sofisticado como que tengan una página web y puedan acceder a un Marketplace, para que si les cierran los canales habituales de venta y no pueden vender en otro lugar sí se pueda acceder al producto desde la web. Que tengan un sistema logístico, que ahora hay muchas bodegas que ni se imaginan el planteárselo; poder interactuar con clientes, que no sea de forma presencial; estos meses se está demostrando que sí se puede y que, además, se ahorran costes y permiten que tu producto sea visible ante el consumidor. Un consumidor que, por otra parte, está buscando cosas diferentes; cada día el consumidor quiere probar más. La FEV tiene que intentar ayudar en esos sentidos.

MVD. Por lo que me estas comentando, uno de los pilares de la FEV podría ser la formación. ¿Tenéis un plan de formación o herramientas para la gestión para la industria del vino?

E.R. La FEV no tiene recursos, no nos olvidemos, los recursos son muy limitados, la FEV es un catalizador pero no tiene recursos para implementar per sé. Dentro de los recursos disponibles, el tema de formación y de profesionalización de la gestión está contemplado.

MVD. Una federación que tiene unos propósitos y una ambición, pero que no los recursos… ¿no es contradictorio?

E.R. Es una definición del 100 por 100 de las federaciones españolas. La FEV tiene los recursos que sus accionistas han considerado adecuados, y con ellos tiene que llevar a cabo unas determinadas acciones; siempre hay que priorizar. Y hemos priorizado, y el problema de priorizar es que le dices que sí a algo y no a algo; es el problema de elegir. Nosotros y el mundo del vino en general y la FEV han decidido que es el incremento del consumo interno el factor clave, y han decidido ese y no otros. Podrían haber tomado otra decisión y no me corresponde a mi decir si es o no acertada, es la decisión que han tomado; si consideraran que fuera otra lo aprobarían y lo ejecutarían. La FEV es una federación con unos cánones muy bajos, porque las bodegas lo han decidido así, y considero que está dando un servicio a sus socios excepcional.

MVD. ¿Cuáles son las estrategias para convencer a las bodegas que todavía no están en la FEV para que se inscriban y la importancia de contar con una FEV fuerte, que defienda los intereses del sector frente a las administraciones?

E.R. Predicar con el ejemplo, como hemos hecho siempre. La inmensa mayoría de las bodegas lo entienden y se sienten encantadas estando en la FEV, pero si otras empresas consideran que están mejor fuera, la FEV lo respeta. Muchas consideran que al estar inscritas en otras asociaciones, que a su vez ya forman parte de la FEV, ya están representadas.

MVD. En intenacionalización, aranceles, Brexit…

E.R. Los aranceles son injustos, ya que se aplican a Francia y España y no Italia. Esto ha producido que Italia haya ganado cuota de mercado en Estados Unidos, una cuota que será difícil arrebatarle en el futuro. Un dicho africano dice: Cuando dos elefantes se pelean quién sufre es la hierba. En este caso el elefante es la industria aeronáutica y la hierba la industria agroalimentaria, entre otras. Nosotros estamos haciendo todo lo posible con las administraciones nacionales y europeas para transmitir esa injusticia y que se acabe. ¿Cuándo va a suceder?, no lo sabemos y, además, seguramente habrá una negociación en un ámbito muy superior.

En cuanto al Brexit, estamos en una incertidumbre extrema, todo el mundo con el que hablamos dice que la sangre no va a llegar al río, que al final se llegará a un acuerdo… pero al mismo tiempo te dicen que para final de año te asegures que tienes stock. Es una decisión que no se va a tomar en base a los intereses de la industria del vino ni de ningún país, sino dentro de un marco absolutamente global. Realmente no hay fricción con el sector del vino, hay fricciones con la pesca, con fronteras, con la libertad de capitales y personas, pero no con nuestro sector. Con lo cuál la decisión no se va a tomar motivada por nuestro sector. Mi opinión es que se está negociando de forma adecuada y creo sinceramente que se llegará a una solución.

MVD. ¿Que mercados crees tú que serían interesantes para diversificar el foco?

E.R. Hay tres escenarios. Europa del Este, donde el consumo de vino está creciendo, es más fácil de acceder por el tema de la Unión Europea y tiene un potencial. En Asia, además de China hay mercados como Vietnam o India que están creciendo.A largo plazo hay un tema muy claro: el incremento del consumo de vino va unido al crecimiento de la clase media. Las personas que acceden a esa clase quieren estatus, reflejar en sus hábitos que han accedido a esa nueva clase. El consumo del vino en esa parte del mundo es muy bajo per cápita, pero si es un reflejo de estatus. Por eso los mercados potenciales más relevantes serán aquellos donde la clase media está creciendo. En China el año pasado el incremento de personas que accedieron a esta clase social fueron 40 millones, en España fueron 450.000.

MVD. ¿Qué puede hacer la FEV para que los vinos españoles se puedan vender bajo el paraguas de una misma marca?

E.R. La FEV tendría que apoyar al ICEX y el concepto de Marca España. También apoyar a las denominaciones de origen, son ellas las que tienen que empujar. Tradicionalmente, en un mundo donde la gente quiere probar si tú construyes una marca España, vino español o vino de calidad, la gente automáticamente va a probar y va a abrirse. El consumidor si entra en una categoría de vino de España, aunque lo primero que vea sea una entrada que se llame Rioja después se irá abriendo a otras denominaciones, a otros vinos, porque el consumidor es infiel, es inquieto. Pero como FEV a nosotros no nos compete entrar en ese asunto.

MVD. ¿Cómo ve el futuro?

E.R. La situación en la que nos encontramos es muy dura, pero a la vez a largo plazo es una gran oportunidad. Es el intentar pasar de luces cortas a luces largas, que es muy difícil de hacer… Hay una gran oportunidad para repensar la empresa y, si hay recursos, intentar dotarnos de recursos para salir más profesionalizados y más competitivos. Esa oportunidad existe en la industria agroalimentaria, y en el mundo del vino incluso con más sentido. Tenemos que pensar el viñedo en un entorno de cambio climático, que es una realidad, y considerar que dentro de 20 años se van a elaborar vinos en zonas hoy insospechadas y, por el contrario, zonas tradicionalmente vinícolas van a sufrir muchísimo más.

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