Me han preguntado mucho por la próxima huelga del Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo. ¿Estoy de acuerdo? ¿No? Digamos que una huelga como la que se propone no me parece muy eficaz, ni su Manifiesto demasiado adecuado por su maximalismo y porque plantea cuestiones divergentes, que, en mi opinión, desconcentran del objetivo y no está en nuestra mano directa resolver.
Tampoco me agradan algunas alusiones ideológicas y políticas, como si fueran las únicas legítimas, porque ponen en entredicho algo que me parece central para las mujeres en esta lucha: la transversalidad de los problemas y la solidaridad con la que debemos confrontarlos.
