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Desde hace ya 5 años, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Ribera del Duero firma un convenio con la Universidad de Valladolid, sin explicar el retorno que le aportara a las bodegas este proyecto cultural.

Durante estos cinco años se han invertido fondos que, si bien han permitido a los expertos profundizar en los hábitos de vida y las costumbres de los primeros ciudadanos de la comarca de la Ribera del Duero, está por determinar cuál es el retorno real que las bodegas pueden obtener de ello.

El Consejo Regulador se compromete con este convenio a seguir difundiendo y contribuyendo al conocimiento de los resultados de las investigaciones, pero no especifica en qué medios, con qué recursos y con qué retorno para las bodegas.

La Denominación de Origen Ribera del Duero, sus bodegas y viticultores, apoyan firmemente la cultura, en todas sus formas y manifestaciones. Pero no concreta a sus contribuyentes ni al sector, de forma transparente, con qué recursos y con qué criterio invierte cada partida.

La Denominación de Origen apoya a los escritores de todo el mundo, pero no apoya a los medios sectoriales, con quienes mantiene una distancia que se ha hecho patente en los últimos tiempos. Patrocina un premio literario, pero desprecia los medios de comunicación especializados.

Más de 300 bodegas forman parte de esta demarcación, situada en la cuenca del río Duero y, sin embargo, no existe transparencia en la información que reciben sobre la distribución de los fondos que recibe, tanto de instituciones públicas como de sus miembros asociados. El futuro del equipo de gestión actual se ve ensombrecido por el protagonismo de un Presidente que ha demostrado no tener capacidad más que para la política local y que, con su prepotencia, no contribuye a los objetivos que se le marcaron cuando se le nombro, ya fuera de estatutos, presidente, otra vez.

Redacción MVD

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