Logo Loading

Expertos en viticultura han analizado el 3 de mayo en la jornada técnica ‘Viticultura ante el cambio climático’, organizada por el Gobierno de La Rioja y celebrada en Logroño, las actuales estrategias e indicadores de sostenibilidad en el cultivo de la vid.

La Rioja avanza en el estudio e implementación de prácticas vitivinícolas sostenibles de adaptación al cambio climático con el proyecto VITISAD, iniciativa franco-española financiada con fondos europeos, cuyos progresos han sido detallados en la jornada por investigadores y técnicos de las bodegas participantes.

El objetivo de VITISAD es desarrollar y estudiar prácticas agronómicas que permitan mantener la calidad de los vinos en condiciones de cambio climático y evitar los riesgos medioambientales que provocarían estas futuras condiciones climáticas. El proyecto está integrado por cinco socios dedicados a la investigación vitivinícola del suroeste de Europa: la Dirección General de Agricultura y Ganadería del Gobierno de la Rioja como integrante del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV); NEIKER (Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario) que actúa de coordinador; la Dirección General de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra; la Cámara de Agricultura de los Pirineos Atlánticos y el Instituto Francés de la Viña y el Vino (IFV).

Con una duración de 32 meses, el proyecto VITISAD finaliza en mayo de 2022, aunque varias acciones de comunicación y líneas de trabajo se prolongarán en el tiempo. A este respecto, en las próximas semanas se publicará una guía de manejo sostenible del cultivo, que recopilará las principales consideraciones del proyecto VITISAD, incluyendo un análisis de las prácticas vitícolas que mejor se ajustan a un escenario climático cambiante, ha informado Sergio Ibáñez, investigador del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino a través del Gobierno de La Rioja y coordinador del proyecto.

Además de los ensayos agronómicos clásicos, el proyecto se desarrolla con la colaboración de parcelas piloto de bodegas en La Rioja: Bodegas Vivanco, Bodegas Solar de Samaniego, Bodegas Ontañón, Bodegas Bilbaínas, Bodegas La Rioja Alta S.A. y Bodegas Campo Viejo Pernod Ricard.

El proyecto de cooperación transfronteriza VITISAD se basa en la experimentación, la evaluación conjunta y el intercambio de experiencias sobre cinco prácticas correspondientes a diferentes estrategias de adaptación al cambio climático. Ibáñez ha detallado que desde La Rioja se ha liderado la experimentación en las prácticas de eficiencia en la utilización del agua de riego, empleando diferentes técnicas (goteo aéreo, goteo enterrado y riego por superficie) y asociando también estas técnicas al empleo de cubierta vegetal; el establecimiento de cubiertas vegetales como sistema de mantenimiento del suelo, para combatir la erosión, mejorar la calidad del suelo y equilibrar la componente vegetativa y productiva de la cepa; el estudio del material vegetal adaptado al cambio climático –para lo que se han evaluado clones de Graciano y de Tempranillo que mejoran la acidez de la variedad, así como variedades minoritarias de genotipo desconocido que por sus características enológicas pueden resultar interesantes-, además de la experimentación de prácticas para la reducción de la temperatura del racimo y control de la maduración mediante el estudio de la topografía de las parcelas y la instalación de redes para sombrear a las vides, técnica que se ha aplicado a la variedad Graciano.

El proyecto VITISAD cuenta con un presupuesto de 657.587 euros y ha sido cofinanciado al 65% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través del Programa Interreg V-A España-Francia-Andorra (POCTEFA 2014-2020).

El sector vitivinícola, “sensibilizado” con los compromisos sostenibles

El jefe del Servicio de Investigación Agraria y Sanidad Vegetal del Gobierno de La Rioja y vicedirector del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, Enrique García-Escudero, ha subrayado “la importancia de transferir el conocimiento al sector”, uno de los objetivos del proyecto VITISAD, para establecer estrategias y políticas de gestión frente al cambio climático.

A este respecto, García-Escudero ha valorado el grado de sensibilización del sector para implementar buenas prácticas de viticultura ante el cambio climático. Entre los pasos que está dando el Gobierno de La Rioja a este respecto ha mencionado el proyecto estratégico de Producción Agraria Sostenible para situar a la región a la vanguardia de la producción agraria sostenible, apostando por el desarrollo de una norma que permita evaluar y valorar el modelo de producción agraria sostenible en las explotaciones riojanas, en colaboración con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA).

El profesor de Viticultura y responsable del Grupo de Investigación de Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, José Ramón Lissarrague, ha subrayado que “la viticultura sostenible supone equilibrar la viabilidad económica, la equidad social y el buen estado del medio ambiente”. Y ha incidido en que “la sostenibilidad tiene que ser absolutamente integrada entre los aspectos sociales, económicos y medioambientales”. “Ejercemos la viticultura en condiciones medioambientales que tenemos que tratar e intentar mejorar, pero no se pueden cumplir los objetivos medioambientales y sociales si los económicos no se cumplen”, ha acentuado.

Lisarrague ha detallado que “la viticultura sostenible persigue el diseño y plantación de viñedos; aplicar técnicas de cultivo ambiental y económicamente adecuadas, que produzcan uvas que alcancen potenciales enológicos y rendimientos adecuados para conseguir viñedos viables y minimizar los impactos en el medio ambiente”. Y ha enfatizado que “las iniciativas sostenibles requieren de planificación y evaluación”.

Asimismo, ha insistido en que “la formación continua es clave para ejecutar las prácticas de viticultura sostenible”.

El calentamiento y el adelanto del ciclo de la vid

El investigador en Viticultura del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, Jesús Yuste, ha señalado que “las tendencias de calentamiento ya se plasman en el adelanto fenológico, que se cifra entre 5 y 10 días por cada aumento de grado, lo que supondría, en un término medio, que el ciclo de la vid puede estar adelantado en 17 días, lo que significa un cambio enorme en cuanto a condiciones de maduración de la uva”.

Yuste ha mencionado entre las estrategias de adaptación del cultivo de la vid ante el cambio climático “reducir los excesos térmicos en hojas y racimos; evitar el déficit hídrico que resulte inadecuado o excesivo; regular el crecimiento del viñedo durante el ciclo vegetatito y conseguir que la maduración se desarrolle con temperatura adecuada; controlar y restringir la acumulación de azúcares y potasio y nivel de PH y armonizar la madurez tecnológica, con la fenólica y aromática, promoviendo ambas”. Entre las medidas de adaptación a largo plazo ha mencionado opciones de transformación o cambios estructurales “como la localización, el material vegetal o los sistemas de conducción”. Y como medidas de adaptación a corto plazo, “el riego, la gestión del suelo o el manejo foliar”.

Por su parte, el catedrático emérito de Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, Vicente Sotés, ha recordado “el objetivo del Pacto Verde de la UE de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en un 55 por ciento respecto a 1990 y ser el primer continente neutro para 2050”. En referencia al compromiso con la sostenibilidad ha asegurado que “hay un incremento de la sensibilidad en el sector” y ha abogado por “estrategias globales para soluciones locales”. Ha destacado “a importancia de la I+D para asegurar el futuro del sector; la capacitación de técnicos para los retos de futuro; la importancia de la innovación; la adecuación de las normativas en las DOP al contexto de crecientes requerimientos de sostenibilidad y la importancia de que toda adaptación se base en el conocimiento.

 

 

 

Deja tuComentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *